Compartir la lactancia es un acto superior de generosidad en el que se entrega mucho más que alimento: el contacto piel con piel implica un cariño, una ternura y un reconocimiento implícito de que ese bebé también merece nuestra leche.
De hecho, si esa madre sintiese miedo o repelencia, tendría dificultades en la lactancia que necesita confianza y relajación para que no se inhiban la oxitocina y prolactina implicadas que son las que permiten que la leche sea extraida.
Abajo tenemos otra foto de una mujer amamantando a un tigre.
Algunos pensarán que las fotos de esas madres tienen más que ver con la pobreza y la supervivencia que con el amor, y que eso no ocurriría en Occidente.
No tengo una respuesta clara. Reconozco que nuestra sociedad ha perdido el norte en las últimas décadas respecto a la lactancia, que ésta es a veces mal vista y censurada en museos, aviones, restaurantes, centros oficiales…, incluso en Facebook, que los índices de lactancia caen a los pocos meses lejos de las recomendaciones de la OMS, y que muchas mujeres reniegan de ser mamíferas, denegando incluso el calostro a sus bebés.
Queda mucho camino por andar, muchas medidas sociales por exigir y mucha energía femenina y sabiduría de la maternidad por recuperar.
Aun así, viendo el ejemplo la actriz Salma Hayek ejerciciendo de nodriza con un bebé en Sierra Leona, cuando otras famosas solo se harían una foto a cierta distancia, tengo esperanza en la humanidad...
ver video en: http://www.youtube.com/watch?v=1Ba-xwnmUuY
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